lunes, 21 de julio de 2014

CIENCIA O DOGMA. CAPILLAS RELIGIOSAS EN EL TEMPLO DE LA CIENCIA



El diario El País ha publicado una carta de mi amigo Jesús Álvarez Sanchís en la que, con motivo de la polémica desatada por la utilización de espacios de la Universidad Complutense de Madrid, de la que es docente, para el culto católico, vuelve sobre el tema, ya cansino, de la presencia de las creencias religiosas en las instituciones públicas de enseñanza (y, por extensión, la abusiva ocupación de los espacios públicos). Y no digo cansino por la queja de mi amigo, sino por todo lo contrario: porque, increíblemente, todavía hay que seguir batallando con uno de los fantasmas persistentes de nuestra historia. No nos lo quitamos de encima. No se acaba de entender que una democracia no es auténtica sin un espacio público laico, como tampoco se acaba de entender lo que significa el laicismo.
En la polémica de la Complutense, los beneficiarios ni siquiera admiten el cambio de un espacio por otro ante la necesidad de reasignar las aulas por razones pedagógicas (esta gente siempre quiere más y nunca se conforma). Pero, en el ¿otro? lado, las autoridades universitarias, por rutina, por miedo al enfrentamiento (algo muy típico en este país, que se refleja en los complejos de esa parte de la izquierda que no se ha atrevido a romper los abusivos acuerdos con la “Santa Sede”), o porque ni siquiera tienen una convicción al respecto, tampoco han replanteado el simple hecho de facilitar la disposición sectaria de un recinto educativo público, y el fondo de la cuestión sigue intacto.
El episodio tiene una especial significación por el lugar en el que se produce. Las capillas religiosas en el templo de la ciencia suponen una contradicción en los términos. El dogma es la antítesis de la ciencia. Las verdades reveladas y finales son lo contrario del conocimiento que se desvela poco a poco, navegando a través de la incertidumbre, siempre sometido a revisión y prueba; un conocimiento que finalmente acaba derribando las creencias míticas. 
La Cosmología o el Génesis; el evolucionismo o el creacionismo; la libertad humana de elegir y abrir el propio camino en el mundo o el sometimiento al guion marcado por un designio universal: son dos perspectivas contradictorias del mundo, por más que, no sin malabarismos y, con frecuencia, con violencia interior, muchos creyentes, obligados por su parte racional, intenten compatibilizarlas, acomodando el dogma e interpretándolo (lo que a veces les ha hecho también víctimas de la violencia física por parte de los guardianes de la ortodoxia, de lo que hay una larga experiencia histórica). Un ejercicio comprensible desde el punto de vista psicológico, y ciertamente respetable, pero que… pertenece a la esfera privada. Los representantes públicos no pueden inmiscuirse en esa esfera, que es la de la libertad individual, pero tampoco favorecerla poniéndose a su servicio, y con mayor razón en el ámbito educativo. Los católicos, los musulmanes o el Templo de Amigos de los Extraterrestres tienen derecho a organizarse, a cuidar y celebrar sus cultos en sus iglesias e incluso a compartir con otros conciudadanos sus celebraciones festivas; un estado laico no lo prohíbe. Pero no hablamos de eso, sino de las prebendas que proceden del secular contubernio entre el trono y el púlpito, que atentan contra la esencia de una sociedad democrática (que debe ser necesariamente laica ¡incluso si todos sus miembros fueran fieles a una determinada creencia!) y son ofensivos para los ciudadanos que tienen otras sensibilidades. Y que quienes defienden y “exigen” (nada menos) tales prerrogativas no digan que también para ellos es ofensivo que otros se las nieguen. No es lo mismo defender un derecho que un privilegio.

jueves, 3 de julio de 2014

"EL ARCHIVO DE GÖTTINGEN" EN EL CORREO DE BURGOS


Bueno, se acumulan las reseñas y "El archivo de Göttingen" empieza a despegar...
Ahora, es un artículo de Marta Casado en El Correo de Burgos.

Enlace: http://www.elcorreodeburgos.com/noticias/2014-07-02/el-papel-de-la-ciencia-cuando-se-agotan-los-recursos

El papel de la ciencia cuando se agotan los recursos
http://www.elcorreodeburgos.com/sites/default/themes/correoburgos/square_sub.gifJosé David Sacristán de Lama presenta en ‘El archivo de Göttingen’ un thriller con toques científicos y un mundo apocalíptico por el agotamiento del sistema
Mie, 02/07/2014


MARTA CASADO / Burgos

Arqueología, ciencia, organizaciones secretas y hasta políticos norteamericanos. Una trama inquietante y apasionante que propone José David Sacristán de Lama en El archivo de Göttingen. Es su primera incursión en la novela ya que ha sido un consumado ensayista (Una lengua para Babel (2005), Vivir sin dioses. Utopía, ética y progreso después del mito (2006), La próxima Edad Media (2008) y Entre el fracaso y la utopía, los próximos XX años (2010)).

A pesar de que la vida de Julián Alarce transcurre en el año 2015 y la historia termina al borde de cerrar los primeros cien años del siglo XXI, no se escapa mucho la trama del trabajo que ha desempeñado José David Sacristán de la Lama. Pero arrancó la idea de uno de sus proyectos frustrados. «Estudiaba piezas de arcillas que estaban llenas de huellas digitales, empecé con esto un proyecto de investigación que al final se tuvo que abandonar por diversas circunstancias y de esa frustración surgió esto porque ver huellas del pasado en vasijas de hace miles es muy sugerente para la intriga científica», asume. 

Julián Alarce, el protagonista de la novela, está inmerso en el estudio de huellas dactilares en cerámicas antiguas cuando llegan a su mesa de investigación unas tablillas mesopotámicas que trastocarán su metódico y tranquila forma de vida. Con este arranque y la incursión en sociedades secretas y el agotamiento de los recursos, El archivo de Göttingen se convierte en  un thriller en el que la sociología y la ética de la ciencia alientan y realzan una intriga a primera vista muy fantasiosa, pero que Sacristán hace verosímil y revela problemas de nuestro momento histórico más reales de lo que por rutina estamos dispuestos a admitir.

«Estamos en un mundo con 7.000 millones de personas, con una capacidad de generación de recursos limitada y una cuarta parte de la población, para mantener su nivel de vida, esquilma al resto y sus recursos. Este sistema es inviable y en esta novela hay una serie de personas que hacen la cuenta y el resultado que tienen es que sobran personas», resume. Un escrito en el que se analizan aspectos de la ciencia vinculados a la ética o la sociología. «Hay ficción de la ciencia pero no es ciencia ficción», resume.

Para Sacristán, cuya publicación está prologada por el codirector de las excavaciones de Atapuerca, José María Bermúdez de Castro, adentrarse en la ficción, tras su prolija actividad como ensayista y sus publicaciones científicas, ha sido «más divertido, definir los personajes ha sido  más sencillo de lo que pensaba pero es cierto que  me resultaba más fácil el lenguaje de ensayo y la fabulación, crear la intriga, la trama de la historia ha sido más complicado».

José David Sacristán de Lama es natural de Roa (Burgos) y ha sido profesor de Prehistoria e Historia Antigua en el Colegio Universitario de Burgos. También fue arqueólogo de la Delegación Provincial de la Junta en Burgos y en Valladolid.  De ahí que el argumento científico sobre arqueología y antropología esté fuertemente sustentado. Un libro que presentó recientemente en el Museo de la Evolución Humana en compañía de Bermúdez de Castro.